Nutraceúticos en neuroproducción. La importancia de los ácidos grasos poliinsaturados
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La salud y longevidad del cuerpo y la mente humana dependen de un maravilloso, intrincado y delicado universo de diversas sustancias químicas orgánicas. Entre las que se encuentran enzimas, hormonas, neurotransmisores, citoquinas, eicosanoides y miles de diversas substancias más. Algunos de estos compuestos orgánicos presentan una acción agónica y sinérgica entre si, y otras por el contrario realizan acciones antagónicas. El equilibrio entre la suma total de todas las acciones y reacciones sinérgicas, agónicas y antagónicas es necesario para mantener en perfecto estado de funcionamiento óptimo del metabolismo de los trillones de células que conforman el cuerpo humano.
Entre ese basto universo de biomoléculas y reacciones químicas, existe un conjunto de sustancias denominadas eicosanoides, derivados oxigenados de los ácidos grasos poliinsaturados de 20 carbonos de configuración cis-cis.
Un determinado perfil de eicosanoides y de su equilibrio en las células, evoluciona con la edad, y desde el nacimiento hasta la ancianidad sus concentraciones se van modificando, cambiando sus proporciones relativas, siguiendo un patrón ordenado y apropiado para mantener en armonía a las células para que estas se adapten adecuadamente a cada etapa y condición específica de la vida manteniendo en condiciones óptimas el funcionamiento fisiológico del cuerpo humano y la salud.
En la actualidad se ha identificado la existencia de más de 100 eicosanoides diferentes clasificados en 3 grupos, dependiendo del ácido graso de 20 carbonos del que se deriven. Los de la serie UNO que son los más benéficos para el cuerpo humano se sintetizan a partir del ácido dihomogammalinolénico (DGLA). Los de la serie DOS cuya producción excesiva resulta perjudicial se deriva del ácido araquidónico (AA). Y los de la serie TRES que contribuyen a neutralizar los efectos perjudiciales de los de la serie DOS cuando estos se producen en exceso, se derivan del ácido eicosapentaenoico (EPA).
Ahora se sabe de acuerdo a investigaciones científicas llevadas a cabo durante más 70 años que el cambiar arbitrariamente el aporte dietario de ácidos grasos esenciales (AGEs) y de sus derivados de 20 carbonos de configuración cis-cis precursores de los eicosanoides, por AGEs de configuración cis-trans, y/o artificialmente saturados, de manera parcial o total, deja como único sustrato biológicamente activo al AA.
El AA puede acumularse en el cuerpo humano en concentraciones anormalmente elevadas, provenientes de algunas grasas de origen animal y de algunas grasas vegetales como el cacahuate. Pero también el AA puede obtenerse de la conversión de los ácidos grasos GLA o DGLA, inducida por acción de la enzima delta 5 desaturasa. La actividad de la delta 5 desaturasa puede ser incrementada en exceso por una dieta muy elevada en carbohidratos, o bien por comer cualquier cantidad de carbohidratos refinados, como lo son todos los productos alimenticios que contienen azúcar y harina blanca.
La alteración artificial del perfil de ácidos grasos que forman parte de los compartimientos lipídicos de las células, da como resultado un desequilibrio en el sistema de eicosanoides, creando patrón anormal de los mismos, inclinando la balanza a la producción y acumulación de los derivados oxidados del ácido araquidónico (DOAAs), produciendo una cascada de reacciones químicas patológicas que afecta a todas las células y tejidos del cuerpo humano.
De esta manera, los efectos adversos de los AGTs se deben en parte, a un incremento anormal y patológico de la concentración de eicosanoides de la serie DOS derivados del AA más allá de los sus limites de seguridad, lo que acelera el deterioro y finalmente la muerte celular y el envejecimiento de los tejidos.
Cuando se logra que los eicosanoides de las tres series se mantengan debidamente balanceados, se conserva un estado óptimo de salud y un acrecentamiento de la esperanza de vida saludable. Pero cuando algún factor que altere el equilibrio eicosanoideo como el de la substitución de AGEs de configuración cis-cis, por los de configuración cis-trans en los alimentos industrializados, sobreviene un estado de degradación celular, de enfermedad crónicodegenarativa y de envejecimiento acelerado y prematuro. En ese sentido, los AGTs se desempeñan como una poderosa toxina desencadenante de diversas enfermedades crónicodegenerativas y aceleradora del envejecimiento, siendo los ácidos grasos poliinsaturados alterados por los procedimientos industriales el factor causal principal y subyacente.
Desde ésta perspectiva los AGEs de configuración cis-cis son elementos críticos en la nutrición, ya que no pueden ser sintetizados por el organismo humano, deben ser aportados por la alimentación en su configuración natural y no deben ser substituidos por AGEs de configuración cis-trans.
Los AGEs de configuración cis-cis, son necesarios para la producción de eicosanoides, substancias que controlan la homeostasis celular mediante la regulación directa e indirecta de enzimas fundamentales que intervienen en la mayoría de las rutas metabólicas celulares incluyendo el funcionamiento eléctrico, la elasticidad, la fluidez y la permeabilidad de las membranas celulares y subcelulares, la estructura interna de las células, el transporte intracelular, la funcionalidad de los receptores hormonales y de los canales de iones, la renovación proteínica, la expresión genética, así como la eficiencia y el ritmo del metabolismo energético aeróbico cuya función final es la síntesis de los enlaces cargados de energía llamados ATP.
Los AGEs de configuración cis-cis son necesarios para el mantenimiento de la estabilidad homeostática y de las constantes biológicas, por lo que cualquier insuficiencia o desequilibrio en el suministro o alteración en su metabolismo perturbará de manera importante el buen desempeño fisiológico de todo el organismo.
No obstante lo anterior, la industria alimentaria ha forzado a la población a ingerir grandes cantidades de AGTs. Muchas personas consumen una gran variedad de alimentos que están de moda creyendo que le suministran a su cuerpo los valiosos e importantes ácidos grasos esenciales, en cantidades adecuadas para mantener su salud y su longevidad, sin estar conscientes de que están exponiendo a su organismo de las toxinas sumamente potentes y dañinas que son los AGTs.
La fuente principal de AGTs son los alimentos procesados en los que se agrega como ingredientes grasas vegetales industrializadas (refinadas), sean hidrogenadas, o no hidrogenadas.
Se la logrado detectar ácidos grasos trans y ácidos grasos parcial y/o totalmente hidrogenados, en proporciones fluctuantes, desde un 17 % en aceites vegetales, hasta un 97 % en cremas, margarinas, mantecas vegetales, mayonesas, y en los productos comestibles que contienen estos ingredientes.
La grasa de los productos de ganado vacuno y ovejuno llegan a contener de forma natural cuando mucho un 5 % de AGTs formados en los estómagos de los rumiantes, pero estos ácidos grasos tienen una estructura distinta a los que produce la industria alimentaria, y no son tóxicos como los producidos en la industrialización de los alimentos.
He aquí algunos ejemplos del % de AGTs en diversos alimentos:
En 1995 un grupo de directores de diversas industrias alimenticias en Estados Unidos publicó una lista elaborada por ellos, que muestra el contenido de AGTs en diferentes alimentos para que el consumidor pueda escoger la cantidad que desea consumir:
Tras varios años de investigación se encontró que en una dieta típica, su contenido fluctúa entre 10.9 hasta un 20 % del total de grasas totales consumidas, y que en gramos, el consumo oscila entre 7 hasta 60 gramos por día, por persona de AGTs. En Alemania el consumo se calculó en 3.4 gramos por día. En escocia en 7 gramos por día. En tanto en España es de los más bajos de 2.4 gramos por día.
En los lactantes se han encontrado en cantidades variables en sus fosfolípidos plasmáticos, pues se ha demostrado que los AGTs consumidos por la madre, se concentran en la leche materna atraviesan la barrera placentaria. En ocasiones desde el nacimiento o durante la lactancia se forman placas de ateroma en las arterias de los infantes provocadas por los ácidos grasos artificiales.
En las últimas décadas, diversos estudios clínicos y epidemiológicos han demostrado que los AGTs producen efectos adversos muy importantes sobre el estado de salud física y mental y predisponen a diversas enfermedades crónicodegenerativas. Actúan adversamente sobre las lipoproteínas plasmáticas, incrementan las LDL y disminuyen las HDL.
Un estudio recientemente publicado estima que en la población de Estados Unidos el riesgo de padecer enfermedad cardiovascular es un 96 % más alto cuando los AGTs remplazan tan sólo un 2 % de las calorías provenientes de los hidratos de carbono o de los AGEs de configuración cis-cis.
Los datos del estudio Fragmingham en Estados Unidos muestran así mismo que el riesgo de enfermedad cardiaca es significativamente mayor en personas que consumen margarina. Ha sido también comprobado que el desarrollo fetal y el crecimiento postnatal puede ser retardado debido al paso de ácidos grasos trans a través de la placenta.
Además de otras enfermedades degenerativas como causa de incapacidad y muerte que se asocian normalmente al envejecimiento y que pueden correlacionarse al consumo de AGTs, tan solo el infarto y el accidente cerebrovascular causan el 25 por ciento de las muertes que se producen en el mundo, cobrando alrededor de 12 millones de vidas por año en los países de Latinoamérica, la tasa de mortalidad por enfermedades cardiovasculares ocupa el 4to lugar de todo el mundo.
El mayor porcentaje de las víctimas tienen menos de 65 años. En vista del aumento actual de la esperanza de vida, estas muertes deberán ser consideradas como prematuras y evitables si se consumiera una alimentación saludable.
¿Quienes consumen actualmente AGTs?
Las personas que comen:
Cualquier forma y tipo de aceites comerciales incluyendo los de canola, girasol, ajonjolí, pepita de uva y cualquier otro aceite poliinsaturado que haya sido extraído en caliente.
Cualquier alimento frito con aceites comerciales y/o con aceites vegetales prensados en frío, pues al calentar estos aceites se producen AGTs.
Aderezos hechos con aceites industrializados.
Mayonesa elaborada con aceites industrializados.
Margarina de cualquier tipo, aunque en su etiqueta aseguren fraudulentamente que no los tienen y que son ricas en ácidos grasos omegas o esenciales.
Cremas vegetales y crema chantilly.
Manteca vegetal.
Quesos y cualquier otro tipo de producto comestible anunciado como “saludable” a los que se les ha agregado cualquier tipo de grasas o aceites vegetales industrializados.
Cremas para café u otras bebidas.
Son innumerables los “productos comestibles”, “saludables” o no, que contienen concentraciones de AGTs, suficientes para causar estragos en la salud y acelerar el envejecimiento.
Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvarado Saldaña.
Diplomado en: Nutrición (UIA), Nutrición y Antropometría Aplicada al Deporte (UIA), Nutrición Clínica y Bariatría (CMB), Medicina Natural (UIC), Medicina Antienvejecimiento (IMEL), Medicina Estética (IMEL), Estrategia en Recuperación Biológica (COMEREBI), Estética Medica (CMB). Instructor Certificado en Zone Perfect por Barry Sears, P h. D. Zone Perfect. Socio fundador de la “Asociación Mexicana de Medicina Antienvejecimiento” A. C. Fundador y presidente de la AHANAOA A. C.: “Asociación Hispano Americana de Nutriología Alternativa, Ortomolecular y Antienvejecimiento” A. C.
Correo electrónico: miguelleopoldo@yahoo.com