
Síndrome de Ovario Poliquístico y Metabolismo: ¿Por Qué el Peso no es el Único Problema?
20 de agosto de 2025Basado en: Kocsis, A. E., Kucsápszky, N., Santa-Maria, A. R., Hunyadi, A., Deli, M. A., & Walter, F. R. (2025). Much More than Nutrients: The Protective Effects of Nutraceuticals on the Blood–Brain Barrier in Diseases. Nutrients, 17(5), 766. https://doi.org/10.3390/nu17050766
Introducción: La fortaleza oculta tras la barrera
Imagina un castillo rodeado por un foso infranqueable: ese foso es la barrera hematoencefálica (BHE), el sistema de defensa más sofisticado que tiene el cerebro. Día tras día, millones de sustancias circulan en nuestra sangre, y la BHE decide con precisión de cirujano qué puede entrar y qué queda fuera, protegiendo a las neuronas de amenazas potenciales. Pero, ¿qué ocurre cuando esta barrera se debilita? Desde un traumatismo craneal leve hasta un accidente cerebrovascular, la permeabilidad de la BHE se altera, exponiendo al tejido nervioso a inflamación, edema y lesión irreversible.
Aquí es donde entran en escena los nutracéuticos: más que vitaminas y minerales, hablamos de compuestos naturales—flavonoides, ácidos grasos omega-3, polifenoles—capaces de reforzar y reparar la integridad de la BHE. En el último lustro, la investigación preclínica ha dedicado páginas a demostrar, por ejemplo, cómo la astaxantina blinda las uniones celulares tras una contusión cerebral o cómo la curcumina modula rutas antiinflamatorias en modelos de isquemia.
Para ti, médico de familia o neurólogo, entender estos hallazgos no es un ejercicio teórico: puede traducirse en decisiones clínicas tan cotidianas como recomendar un suplemento de omega-3 tras un TBI leve o valorar flavonoides en pacientes con factores de riesgo vascular. En este artículo descubriremos los mecanismos clave por los que los nutracéuticos actúan sobre la BHE, revisaremos la evidencia más relevante (desde cultivos celulares hasta ensayos en animales) y, sobre todo, extraeremos recomendaciones prácticas para tu consulta diaria.
Mecanismos de acción: cómo los nutracéuticos refuerzan la barrera hematoencefálica
Los nutracéuticos protegen la integridad de la barrera hematoencefálica (BHE) mediante acciones que van desde el refuerzo de las uniones intercelulares hasta la modulación de vías de señalización claves. A continuación, presentamos los cuatro mecanismos centrales, ilustrando cada uno con ejemplos y apuntes sobre su relevancia clínica.
Fortalecimiento de las uniones intercelulares
La resistencia física de la BHE depende en gran medida de las proteínas de unión estrecha (tight junctions) como ZO-1, ocludina y claudinas. Numerosos estudios in vivo muestran que nutracéuticos restauran o aumentan la expresión de estos componentes tras lesiones:
- En modelos animales de hemorragia subaracnoidea, la apigenina redujo la permeabilidad de la BHE y elevó los niveles de ZO-1 y ocludina, mitigando edema y daño vascular nutrients-17-00766-v2.
- Tras isquemia cerebral (MCAO), el β-caroteno mejoró la integridad de la barrera aumentando occludina y ZO-1, y disminuyó la generación de peroxinitrito, un radical que degrada uniones estrechas nutrients-17-00766-v2.
Aplicación clínica: En pacientes con accidente cerebrovascular isquémico, estos hallazgos sugieren un posible rol coadyuvante de carotenoides o flavonoides para frenar la disrupción vascular, siempre en el contexto de tratamientos estándar de reperfusión.
Modulación de transportadores y permeabilidad selectiva
Más allá de las uniones, la BHE regula el paso de nutrientes y el eflujo de toxinas mediante transportadores (GLUT1, P-gp, BCRP). En modelos preclínicos, nutracéuticos han demostrado:
- Borneol, un monoterpeno, aumentó la expresión de receptores A1AR/A2AR y a la vez redujo la actividad de bombas de eflujo como P-gp y MRP1, lo que mejoró la penetración de fármacos neurológicos en la zona perivascular nutrients-17-00766-v2.
- En un modelo de enfermedad de Alzheimer inducido por Aβ, la combinación de pigmentos de uva (epicatequina, galato de epigalocatequina y resveratrol) potenció la captación y transporte de Aβ1–40 por LRP-1 y P-gp, acelerando la eliminación de péptidos neurotóxicos nutrients-17-00766-v2.
Aplicación clínica: En condiciones en que la entrega de fármacos al SNC es limitada, investigar adyuvantes como borneol podría optimizar la eficacia de terapias para Alzheimer u otras enfermedades neurodegenerativas.
Activación de vías pro-supervivencia (PI3K-AKT, WNT/β-catenina)
Diversos nutracéuticos desencadenan señalización que promueve la supervivencia de las células endoteliales y la estabilidad de la BHE:
- La ruta PI3K-AKT, clave para impedir la apoptopsis, se activa con compuestos como α-lipoico, quercetina y sulforafano, reduciendo la actividad de GSK-3β y favoreciendo factores pro-vida nutrients-17-00766-v2.
- La señalización WNT/β-catenina, esencial en la formación y mantenimiento de la BHE, se potenció in vitro con astaxantina y pterostilbeno, incrementando la cohesión celular y resistencia al estrés isquémico nutrients-17-00766-v2.
Aplicación clínica: Pacientes con traumatismo craneal leve podrían beneficiarse de fórmulas que incluyan estos nutracéuticos, ayudando a preservar la viabilidad endotelial y reducir riesgo de edema secundario.
Reducción de estrés oxidativo e inflamación (NRF2, NF-κB)
La BHE sufre daño por radicales libres y mediadores inflamatorios tras lesiones; nutracéuticos intervienen en dos frentes:
- Activación de NRF2: Sulforafano, genisteína y quercetina inducen la translocación de NRF2 al núcleo, estimulando enzimas antioxidantes (SOD, catalasa, GPX) y disminuyendo ROS nutrients-17-00766-v2.
- Inhibición de NF-κB y MAPKs: Flavonoides como curcumina y chrysin bloquean la vía NF-κB, reduciendo la producción de IL-1β, TNF-α, MMP-9 y moléculas de adhesión (ICAM-1, VCAM-1) que facilitan la extravasación leucocitaria nutrients-17-00766-v2.
Aplicación clínica: En esclerosis múltiple o encefalopatías inflamatorias, estos nutracéuticos podrían servir de terapia adyuvante para limitar el daño mediado por inmunocélulas y radicales libres, sin sustituir los inmunomoduladores convencionales.
Conclusión parcial: Estos cuatro mecanismos —refuerzo de uniones, ajuste de transporte, señalización de supervivencia y control de inflamación/oxidación— conforman un arsenal multifacético con que los nutracéuticos protegen la BHE. En la práctica clínica, conocer estas vías ayuda a seleccionar suplementos adecuados según la patología: carotenoides o flavonoides tras un ictus, sulforafano o quercetina en trauma o inflamación, y formulaciones con borneol para mejorar la entrega de fármacos al cerebro.
A continuación, exploraremos la evidencia preclínica y clínica que valida los resultados de estos mecanismos en modelos de TBI, ictus y enfermedades crónicas.
Evidencia preclínica in vivo: restaurando la barrera tras la lesión
Los modelos animales han sido clave para mostrar cómo diversos nutracéuticos restauran la integridad de la BHE tras lesiones agudas o crónicas. En ratas y ratones sometidos a traumatismo craneoencefálico (TBI), accidente cerebrovascular isquémico (MCAO) o hemorragia subaracnoidea, se observó que:
- Apigenina redujo marcadores de inflamación, disminuyó la extravasación de albúmina y aumentó la expresión de ZO-1 y ocludina en subaracnoidea y MCAO, frenando el edema cerebral y la formación de infractos.
- Astaxantina (un carotenoide del alga Haematococcus) y sus derivados disminuyeron la permeabilidad vascular y el edema tras hemorragia subaracnoidea, además de reducir IL-1β, TNF-α y MMP-9.
- Borneol, al actuar como modulador de bombas de eflujo (PGP, MRP1), mejoró la penetración de fármacos y elevó la expresión de eNOS y proteínas de unión estrecha en modelos de isquemia/reperfusión.
- β-Caroteno, caffeic acid phenethyl ester y carvacrol también reforzaron occludina y ZO-1, reduciendo peroxinitrito y MMP-9 en modelos de MCAO y TBI.
Estos hallazgos confirman que, en contextos agudos como ictus o trauma, nutracéuticos con propiedades antioxidantes e inmunomoduladoras pueden atenuar la disrupción de la barrera y el daño vascular, abriendo la puerta a su uso coadyuvante junto a terapias de reperfusión o neuroprotección.
Ensayos in vitro: apuntando al endotelio cerebral
En cultivos de células endoteliales de cerebro (humanas, murinas o porcinas), nutracéuticos han mostrado:
- Mejora de la viabilidad y migración celular tras estrés hipóxico o inflamación: astaxantina y derivados, apigenina y quercetina aumentan la supervivencia, reducen la liberación de LDH y favorecen la formación de tubos capilares in vitro.
- Incremento de la resistencia de la monocapa (TEER) y disminución de permeabilidad a dextranos tras OGD/R (oxígeno-glucosa): pterostilbeno y sulforafano restauraron CLDN-5 y ZO-1, mientras que genisteína y curcumina inhibieron la actividad de MMP-9 y las citocinas proinflamatorias.
- Modulación de transportadores y metabolismo: en modelos porcinos y humanos, sulforafano aumentó GLUT1 y enzimas antioxidantes (NQO1, GSTs), y compuestos como resveratrol potenciaron la captación de Aβ1–40 mediante LRP-1 y BCRP, sugiriendo un rol en Alzheimer.
Estos experimentos in vitro validan a nivel molecular los mecanismos de protección—antioxidación, antiinflamación y refuerzo de uniones—y proporcionan plataformas para comparar permeabilidad y optimizar formulaciones antes de pasar a ensayos clínicos.
Aplicaciones clínicas: traduciéndolo a consulta
Para el médico de familia, neurólogo o intensivista, estos datos sugieren oportunidades prácticas:
- Accidente cerebrovascular isquémico: valorar suplementos de flavonoides (apigenina, quercetina), carotenoides (astaxantina, β-caroteno) o ácidos grasos omega-3 como adyuvantes tras reperfusión, con la meta de minimizar la apertura de la BHE y el edema post-ictus.
- Traumatismo craneoencefálico leve: recomendar dietas ricas en polifenoles (frutas rojas, té verde) o complementos estandarizados de chrysin, carvacrol o apigenina, para preservar la integridad vascular y acelerar la recuperación.
- Enfermedades neurodegenerativas (p. ej., Alzheimer, esclerosis múltiple): explorar formulaciones combinadas de sulforafano, resveratrol y probióticos que modulen tanto inflamación sistémica como transportadores de clearance de péptidos tóxicos, siempre en el contexto de terapias aprobadas.
En cada caso, la dosis y la biodisponibilidad son críticas: muchos compuestos (curcumina, resveratrol) tienen baja absorción, por lo que conviene usar formulaciones mejoradas (nanopartículas, complejos fosfolipídicos). Además, el acceso temprano tras el evento (ictus o TBI) maximiza el beneficio protector.
Precauciones y seguridad
Aunque en general seguros, los nutracéuticos pueden interactuar con fármacos y presentar toxicidad según dosis o genética:
- Interacciones con bombas de eflujo (PGP, BCRP) y CYPs: sustancias como borneol, quercetina y genisteína modulan la farmacocinética de fármacos (p. ej., digoxina, verapamilo), alterando su concentración en el SNC y en sangre.
- Toxicidad dependiente de la dosis: aunque los estudios in vitro no mostraron citotoxicidad en concentraciones terapéuticas, dosis excesivas de fitocompuestos pueden inducir hepatotoxicidad (té verde, ginseng) o cardiotoxicidad (cafeína) y, en casos de multivitamínicos, sobrecarga de micronutrientes con riesgo de interacciones metabólicas.
Recomendación clave: documentar siempre el uso de suplementos en la historia clínica, ajustar dosis a rangos seguros y monitorizar posibles efectos adversos o interacciones, especialmente en pacientes polimedicados.
Conclusiones y perspectivas futuras
La investigación sobre nutracéuticos y la BHE ha generado un arsenal de compuestos prometedores que actúan en múltiples frentes: uniones intercelulares, señales de supervivencia, transporte y control de inflamación/estrés oxidativo. No obstante, faltan ensayos clínicos que confirmen su eficacia en pacientes con daño cerebral agudo o crónico. Para avanzar, es imprescindible:
- Desarrollar modelos “organ-on-chip” de la BHE humana que permitan ensayar combinaciones de nutracéuticos y fármacos en condiciones fisiológicas controladas.
- Incorporar marcadores clínicos de permeabilidad (MRI de contraste dinámico, biomarcadores sanguíneos de disrupción) en ensayos piloto, para medir objetivamente los efectos de suplementos en pacientes reales.
- Optimizar la formulación y biodisponibilidad de compuestos como curcumina y resveratrol, empleando nanotecnología o sinergias con excipientes que mejoren su paso al SNC.
En el día a día clínico, un enfoque integrador—que combine dietoterapia, suplementos con respaldo preclínico y tratamientos convencionales—ofrece la mejor perspectiva para preservar la barrera hematoencefálica y mejorar los resultados en patologías neurológicas. La ciencia ya ha puesto sobre la mesa herramientas naturales; el reto ahora es traducirlas a la práctica con rigor y seguridad, para que el “castillo” cerebral permanezca impenetrable a las amenazas.
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