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19 de diciembre de 2024La digestión es un proceso que comienza desde la masticación del alimento en la boca y finaliza en el intestino delgado. Hay veces donde los alimentos causan alteraciones en la misma digestión, tales como digestiones pesadas o reflujo; o porque contienen microorganismos y toxinas que acaban inflamando la mucosa del tubo digestivo. Además, aun sin ser conscientes, todos los días ingerimos grandes cantidades de alimentos que mezclan muchos macronutrientes que hay convertir en otros de menor tamaño. De esta forma, las enzimas digestivas y algunos extractos de plantas ayudarían a eliminar la pesada carga del metabolismo y minimizar muchos trastornos digestivos para mantener una buena salud digestiva.
La digestión es un proceso que comienza desde la masticación del alimento en la boca y finaliza en el intestino delgado. La duración puede llegar hasta 24h desde que se ingiere el alimento, ya que intervienen muchos órganos y secreciones, los cuales trabajan en conjunto para transformar desde productos más complejos (proteínas, hidratos de carbono o grasas) a nutrientes de menor tamaño que podrán ser absorbidos por el cuerpo en el intestino.
Sin embargo, hay veces donde los alimentos causan alteraciones en la misma digestión, tales como digestiones pesadas o reflujo; o porque contienen microorganismos y toxinas que acaban inflamando la mucosa del tubo digestivo, lo que puede ocasionar gastritis. Si estas llegan al intestino también acaban provocando inflamación y/o sobrecrecimiento bacteriano caracterizado por la hinchazón (debido a los gases que producen) o diarrea (porque no se absorben bien los nutrientes por el acortamiento en las vellosidades del intestino). Para estos casos, existen ingredientes muy efectivos que nos pueden ayudar a mantener una buena salud digestiva.
Extracto seco de flores de Manzanilla (principio activo apigenina)
Es una planta conocida desde la antigüedad ya que era usada como remedio habitual de los griegos y los romanos. Aparece en las obras de Hipócrates y Galeno (considerados los padres de la medicina), que la recomiendan para tratar diversos trastornos del aparato digestivo: cólicos gastrointestinales y gases. Las flores secas de la manzanilla contienen lactonas sesquiterpénicas (que confiere el sabor amargo de esta planta), terpenoides y flavonoides que contribuyen a sus propiedades medicinales para las afecciones del tracto gastrointestinal. Estos componentes poseen propiedades antiinflamatorias lo que beneficiaría a las mucosas dañadas en este caso. El extracto de flor de manzanilla tiene efectos antiulcerosos, antiespasmódicos y carminativos, por lo que se indica cuando aparecen digestiones pesadas, meteorismo, calambres y dolores gastrointestinales.1 Esta planta y sus extractos son ampliamente empleados por sus efectos antioxidantes, antimicrobianos, antiinflamatorios y hepatoprotectores. Además, parece ser beneficiosa en los trastornos gastrointestinales que cursan con diarrea.2
En un estudio publicado en la revista Journal of Medicinal Food, se evidenció una reducción en el daño gástrico en todas las dosis probadas de extractos de flores de manzanilla amarga. En ese sentido, se atenuaron las lesiones de la mucosa gástrica causadas por el etanol.3
Uno de los compuestos activos que posee la manzanilla es la apigenina. Se trata de un flavonoide con buena biodisponibilidad cuyo interés recae en sus propiedades antimicrobianas, anticancerígenas y antioxidantes. Esta última está muy relacionada con la función inmunológica ya que se ha comprobado la capacidad de distintos flavonoides (como el kanferol, la apigenina y la quercetina) de inhibir la expresión de la citocina TNF-α en monocitos humanos y en algunos casos de inhibir la producción de interleucinas. Además de reducir la producción y liberación de los mediadores inflamatorios citados, se ha descrito que flavonoides como la apigenina son capaces de inhibir las acciones que las citocinas ejercen sobre los distintos tipos celulares actuando sobre sus correspondientes receptores.4
Dado que la función absortiva colónica se encuentra profundamente alterada en la inflamación intestinal, de forma que acaba produciendo una alteración en la permeabilidad del intestino, esta forma de tratamiento con flavonoides puede servir para contribuir a su restauración, conjuntamente con las acciones comentadas anteriormente, viéndose efectos beneficiosos manifestados por los flavonoides en los modelos de colitis experimental.4
Betaína
La betaína, también conocida como trimetilglicina, es un nutriente no esencial que procede del metabolismo de la colina. Puede encontrarse de forma natural en fuentes vegetales como la remolacha, espinacas, germen y salvado de cereales, y en productos de origen animal como el marisco. Participa en multitud de procesos celulares y bioquímicos como osmorregulador, antioxidante y regulador del metabolismo de lípidos y proteínas. La betaína es además una fuente de ácido clorhídrico. En este sentido, la suplementación con betaína ofrece apoyo a la digestión y asegura que nuestro estómago mantenga un pH ácido para que algunas vitaminas, en concreto la B12, puedan ser absorbidas de manera óptima. Su papel más importante lo ejerce en el hígado como dador de un grupo metilo convirtiendo la homocisteína en metionina mediante una reacción de metilación. Diversos estudios han demostrado que elevadas concentraciones de homocisteína en sangre (hiperhomocisteinemia) están relacionadas con el riesgo de padecer un accidente cardiovascular y cerebrovascular, Alzheimer o la enfermedad renal crónica. Como hemos comentado anteriormente una deficiencia de B9 o B12 puede provocar un aumento en los niveles de homocisteína, los cuales se pueden ver disminuidos al aumentar la ingesta de betaína.
Seguidamente, se comentará una serie de enzimas proteolíticas, que combinadas conjuntamente con los anteriores compuestos pueden ayudarnos a reducir la inflamación, aliviar el dolor, y por supuesto, ayudar frente a la pesadez estomacal, especialmente después de comidas abundantes que combinan muchos macronutrientes. Un aspecto importante a tener en cuenta en el caso de la suplementación enzimática es que los comprimidos o cápsulas deben llevar un recubrimiento entérico para preservar las enzimas del pH ácido del estómago y puedan ser directamente absorbidas en el intestino delgado. Algunas enzimas que se pueden emplear son:
Pepsina
La pepsina es una enzima digestiva producida por las paredes del estómago y secretada por el jugo gástrico. Su función es descomponer las proteínas en péptidos más simples. Se secreta como pepsinógeno (forma inactiva) en las células principales de las glándulas gástricas, para posteriormente convertirse en pepsina al reaccionar con el ácido clorhídrico (HCl) del estómago. Por ello, en situaciones donde hay hipoclorhidria no se produce la suficiente pepsina y por tanto la digestión de proteínas e hidratos de carbono se ve dificultada por la poca producción de ácido. Así pues estos macronutrientes acabarán siendo fermentados por las bacterias del intestino que generarán gases, hinchazón, problemas de ritmo intestinal, intoxicación interna y sobrecarga hepatobiliar. De esta forma si se suplementa con la enzima en esta situación se evitarían los anteriores síntomas.
Bromelaína
La bromelaína es una enzima proteolítica presente en el tallo y el fruto de la piña. Además de ayudar con la digestión de proteínas como el caso de la pepsina, la evidencia ha sugerido que la bromelina contrarresta algunos de los efectos de ciertos patógenos intestinales como Vibrio cholera y Escherichia coli, cuya enterotoxina causa diarrea. La bromelina parece exhibir este efecto al interactuar con las vías de señalización secretoras intestinales. En coli infección, una suplementación activa con bromelina conduce a efectos antiadhesivos que evitan que las bacterias se adhieran a receptores de glicoproteína específicos ubicados en la mucosa intestinal mediante la modificación proteolítica de los sitios de unión del receptor. La acción de esta enzima resulta efectiva en la digestión de las personas que sufren las alteraciones comentadas.5
Papaína
La papaína es una enzima proteolítica, amilolítica y lipolítica procedente de la papaya (Carica papaya). Su función proteolítica la convierte en importante ayuda a la hora de digerir proteínas. Además, estimula la secreción de jugos pancreáticos y contribuye a facilitar digestiones pesadas.
En un estudio sobre los efectos de las proteasas de la piña y la papaya sobre la capacidad digestiva y la microbiota, los resultados indicaron que las proteasas de la fruta tienen el potencial de modular las bacterias intestinales con una abundancia decreciente de proteobacterias y un aumento de las bacterias beneficiosas. Hubo un aumento en la secreción de tripsina pancreática al usar ambas, mientras que la bromelina también aumentó el grosor de la mucosa del íleon. Además, concluyeron que la bromelaína y la papaína como suplementos enzimáticos son prometedores para la mejora controlada de la absorción intestinal cuando sea necesario, junto con efectos beneficiosos sobre la microbiota intestinal.6
Tripsina y quimotripsina
Son enzimas proteolíticas sintetizadas en el páncreas. Una vez en el intestino delgado, la tripsina activa el quimotripsinógeno y lo transforma en quimotripsina. Es una de las enzimas responsables de hidrolizar las proteínas en péptidos. La determinación de la actividad de tripsina y, fundamentalmente, de quimotripsina en heces se ha empleado en el diagnóstico de la insuficiencia pancreática exocrina. En estos casos al no producirse enzimas pancreáticas no habría ni digestión de proteínas en el intestino ni tampoco de grasas, lo que lleva a una esteatorrea o acumulación de grasa en heces.7
A medida que envejecemos nuestro cuerpo tiene que trabajar más para sintetizar proteínas, los procesos digestivos y de absorción se ralentizan, hay más intolerancia a la glucosa en personas que nunca han sido diabéticas y también el metabolismo se ralentiza. Ese es el motivo por el cual con la edad pueden aparecer intolerancias y cada vez nos encontramos con más alimentos que antes nos sentaban bien y ahora no.
Enzi-mix® es una mezcla de enzimas para mejorar la digestión de carbohidratos, proteínas, fibras, grasas y lactosa, cuya suplementación se recomienda en caso de no producir las suficientes enzimas. Entre ellas contiene:
- Amilasa: cataliza la reacción de hidrólisis de los enlaces 1-4 entre las unidades de glucosa al digerir el glucógeno y almidón para formar compuestos de pocos carbonos (dextrinas, maltosa) y glucosa libre. En el cuerpo se produce principalmente en las glándulas salivales (sobre todo en las parótidas) y en el páncreas.
- Glucoamilasa: es un tipo de amilasa que también ayuda a descomponer el almidón y que se encuentra de forma natural en la mayoría de los vegetales ingeridos. Se suele incorporar aparte de la amilasa porque digiere el almidón de forma diferente; en vez de simplemente romper las largas cadenas de glucosa para formar unas más pequeñas, esta enzima las rompe al final de las cadenas de almidón.
- Lactasa: La lactasa convierte al disacárido lactosa en los azúcares simples galactosa y glucosa. Algunas personas no la producen a lo largo de la edad adulta, especialmente poblaciones que en su historia no han consumido lácteos como ocurre en los países asiáticos cuyos problemas de intolerancia al disacárido supera el 80% de la población como ocurre en Tailandia. Esta enzima estaría recomendada para ayudar en la digestión de los alimentos que contienen lactosa, ayudando a prevenir los síntomas derivados de su intolerancia, como, por ejemplo: gases, hinchazón, calambres y diarrea.
- Celulasa: Los humanos no fabrican la enzima celulasa necesaria para hidrolizar este importante polisacárido estructural de la pared celular de los vegetales, sino que son las bacterias intestinales quienes realizan esta acción.
- Pectinasa: abunda en frutas como plátanos y manzanas que hidroliza la pectina conforme madura para atraer a los animales por el olor y así dispersar su fruto. Junto a la celulasa y la hemicelulasa ayuda a la digestión de alimentos de origen vegetal, para que, a través de la hidrólisis de la pectina, los vegetales puedan cumplir su importante efecto prebiótico.
- Lipasa: es esencial para la digestión de las grasas, tanto las que consumimos de la dieta como las que produce el metabolismo del cuerpo. Es la responsable de hidrolizar las grasas para formar ácidos grasos, que serán absorbidos más fácilmente a nivel intestinal.
Esta enzima se produce principalmente en el páncreas excepto cuando hay enfermedades y desequilibrios digestivos. Es imprescindible para un correcto metabolismo de las grasas y para la absorción de vitaminas liposolubles. Se ha comprobado que esta enzima, junto a la fosfolipasa y la quimotripsina, disminuyen con la edad en cuanto a concentración y producción. Por lo que los efectos de la indigestión, hinchazón, malestar abdominal y los gases que se dan al comer alimentos muy grasos, se vuelven más pronunciados.
- Proteasa: como ya se ha comentado al principio de este artículo, las proteasas actúan principalmente para ayudar a digerir distintos tipos de proteínas (incluido el gluten) y convertirlas en péptidos o en unidades aún más pequeñas (aminoácidos).
Con frecuencia, en los suplementos, se asocian distintas proteasas: ácidas, neutras y alcalinas para proporcionar actividad en todo el rango de pH del sistema gastrointestinal (2,5 a 9,0). Estas mezclas de proteasas suelen ofrecer tanto actividad endopeptidasa como exopeptidasa, con alta especificidad a la hora de romper el enlace peptídico.
Las funciones intestinales de estas enzimas no se limitan solamente a digerir alimentos. También, digieren las paredes celulares de organismos nocivos y descomponen desechos indeseados como toxinas, detritos celulares y proteínas sin digerir, facilitando y modulando la acción del sistema inmune.
En resumen, la combinación de estos ingredientes y enzimas digestivas estaría indicado en cuadros de meteorismo, pesadez postprandial (digestiones pesadas), dispepsia de fermentación, gastritis crónica y atrófica, insuficiencia pancreática entre otras dificultades a la hora de digerir. De modo consciente o inconscientemente, está claro que todos los días ingerimos grandes cantidades de alimentos. Los suplementos enzimáticos ayudarían a eliminar la pesada carga del metabolismo de todos los macronutrientes. Además, contribuyen a minimizar muchos trastornos digestivos como la pesadez, el letargo, la hinchazón, los gases y las deposiciones líquidas.
Referencias bibliográficas:
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- Iglesias-García, J. (2005). Estudio de la función pancreática exocrina. Gastroenterología y Hepatología. Vol. 28. Núm. SE2. páginas 10-15 (febrero 2005)