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12 de agosto de 2024Con el buen tiempo a todo el mundo le apetece salir a dar caminatas por la montaña o bañarse en playas o piscinas. La radiación UV se ve incrementada en los meses de primavera/verano por lo que es necesario disponer de una buena protección solar para no dañar nuestra piel y con ello evitar la aparición de manchas oscuras. Lo importante no es sólo protegerse del fotoenvejecimiento sino también reforzar nuestro sistema inmunitario ya que algunas patologías como la psoriasis o la dermatitis tienen un origen inflamatorio. Para ello disponemos de ingredientes naturales que nos ayudan a proteger nuestra barrera externa nutriéndonos desde el interior.
Con la llegada de la primavera y después con el verano dejamos atrás las horas con poca luz para dar la bienvenida al buen tiempo. En este periodo a todo el mundo le apetece salir a dar caminatas por la montaña o bañarse en playas o piscinas. La radiación UV en este periodo también se ve incrementada por lo que es necesario una buena protección para conseguir una buena pigmentación e impedir daños o manchas oscuras en la piel, es decir, el llamado fotoenvejecimiento. Por otra parte, la prevalencia de enfermedades inflamatorias de la piel continúa aumentando. Estas enfermedades se desencadenan por factores ambientales, como la radiación UV, ciertos compuestos químicos, agentes infecciosos y, en algunos casos, por nuestra genética. La fisiopatología de las enfermedades inflamatorias de la piel como la psoriasis o la dermatitis atópica, o también de los cánceres de piel, es el resultado de la activación de vías metabólicas relacionadas con la inflamación y de la sobreproducción de citoquinas proinflamatorias. Las enfermedades inflamatorias de la piel también se asocian con el estrés oxidativo y el deterioro de la defensa antioxidante, lo que afecta al metabolismo de las células inmunitarias y de la piel (queratinocitos y fibroblastos).1 Por tanto, contar con una buena defensa se traduce en una dermis más suave, tersa y húmeda, previniendo las arrugas y fomentando la síntesis de colágeno y elastina para la regeneración celular. A continuación, se hablarán de algunos ingredientes que contribuyen al cuidado de la piel frente al estrés oxidativo y ayudan reforzar el sistema inmunitario.
La vitamina A también conocida como retinol se encuentra en la naturaleza en tres formas: retinol, retinaldehido y ácido retinoico. La vitamina A preformada (retinol y éster de retinilo) se obtiene de fuentes animales como la carne, los productos lácteos y el pescado. La provitamina A (beta-carotenoide) procede de frutas y verduras de colores y se ha demostrado que mejora la inflamación de la piel al suprimir la expresión de factores inflamatorios. El término de provitamina A se utiliza para designar los carotenoides (de donde deriva) que se acaban convirtiendo en el organismo en retinol. Sus diversos metabolitos son esenciales para la visión, la diferenciación celular, la función de barrera epitelial y la función inmunitaria.2,3
La vitamina A y sus derivados son los nutrientes más incorporados en cremas, lociones y otros cosméticos. Su uso se asocia con una reducción y prevención de la formación de arrugas. Es precursora del ácido retinoico, el cual regula la diferenciación celular en diferentes órganos y tejidos, como es el caso de la piel. En adultos, su carencia está asociada con problemas graves en la piel. Un efecto del ácido retinoico, desde el punto de vista cosmético, es la estimulación de la síntesis del colágeno y la inhibición de su degradación. El ácido retinoico estimula también la producción de células nuevas en las capas internas de la piel y acelera el desprendimiento de las células muertas de las capas superficiales. Ambos efectos contribuyen a la atenuación de las arrugas. También se utiliza en el tratamiento de trastornos de la pigmentación de la piel, entre ellos los producidos por la radiación solar, como la aparición de manchas oscuras.4 Además favorece un buen bronceado.
Más funciones a destacar son el favorecimiento de la regulación del sebo por el ácido retinoico, lo que se traduce en reducir los problemas dermatológicos relacionados con el acné y facilita la cicatrización, puesto que regula el metabolismo de la regeneración celular de la capa córnea. Como la vitamina A fomenta la síntesis de colágeno es ideal para las heridas cutáneas. Con ambas acciones se podría decir que funciona como desinfectante y cicatrizante natural.4
El Polypodium leucotomos es un helecho nativo de América Central y Sur, que cuenta con un potente poder antioxidante y foto-protector contra los rayos UVA y UVB. Tiene una composición química que respalda su función fotoprotectora. Está formado por compuestos fenólicos (benzoatos y cinamatos) y ácidos biológicos. Por ejemplo, el ácido cafeico inhibe la formación de peróxido y óxido nítrico inducida por rayos UV, mientras que el ácido ferúlico absorbe fotones UV. Tiene una actividad antioxidante directa dependiente de la concentración, lo que resulta en la inhibición de la generación de ROS y especies reactivas de nitrógeno (RNS). Su alto contenido en polifenoles permite inhibir la peroxidación lipídica y, en definitiva, proporcionar una mayor protección de la membrana celular. Inhibe el daño del ADN al prevenir el aumento de dímeros inducidos por los rayos UV. Existen tratamientos tópicos y orales donde es usado para tratar la psoriasis, la dermatitis atópica, el vitíligo y erupción polimorfo lumínica. También tiene un papel importante en la prevención del fotoenvejecimiento. Además, se ha considerado usos alternativos en enfermedades no neoplásicas, como trastornos pigmentarios, fotosensibilidad, dermatitis atópica y el lupus eritematoso cutáneo, una enfermedad autoinmune fotosensible, que podría responder favorablemente al tratamiento complementario con esta planta.5
El Haematococcus pluvialis es una microalga verde con valiosos compuestos bioactivos, como astaxantina, carotenoides, proteínas, luteína y ácidos grasos. La astaxantina es un carotenoide que mitiga el fotoenvejecimiento de la piel y las enfermedades de la piel relacionadas con la edad por sus efectos antioxidantes y antiinflamatorios en estudios con animales. Esta se presenta predominantemente como monoésteres o diésteres que pueden hidrolizarse en el intestino delgado, lo que facilita su absorción y transporte al plasma y eritrocitos y su acumulación en la piel de manera efectiva. Las aplicaciones orales y/o tópicas de astaxantina pueden retrasar y mejorar los signos del envejecimiento de la piel al mejorar el contenido de humedad y la elasticidad de la piel, reducir las arrugas faciales y la grasa del sebo debido a sus efectos antioxidantes y antiinflamatorios y a sus efectos mejorados sobre la integridad de la barrera cutánea.6
El Tagetes erecta está despertando interés como potencial agente terapéutico, motivado principalmente por su contenido en polifenoles como por ejemplo la luteína. la flor de Tagetes erecta es usada para tratar enfermedades de la piel como llagas, quemaduras, heridas, úlceras, eczemas y otras dolencias de la piel. Se ha demostrado una inhibición efectiva de la hialuronidasa, elastasa y MMP-1 con esta planta, que puede resultar útil como agente antiarrugas.7 Así mismo, la actividad antibacteriana aporta un beneficio a la piel en la lucha contra el acné, las erupciones cutáneas y los eczemas.7,8
La Tetraselmis chuii es una microalga rica en proteínas y una amplia gama de minerales y compuestos fitoquímicos, como clorofilas y carotenoides, y vitaminas (C y E) presentando una capacidad antioxidante interesante. Esta capacidad induce la producción endógena celular de SOD, CAT y GPx. Existen preparados a base de esta alga, los cuales han demostrado activar el sistema antioxidante interno del organismo, lo que ayudaría a hacer frente al estrés oxidativo.9,10
En cuanto a vitaminas destacarían la C, E, D y la biotina. El ácido ascórbico o vitamina C es vital en la formación de colágeno. Dado que nuestro cuerpo no puede sintetizar vitamina C y la piel y el mismo envejecimiento dependen de la formación y estabilidad de esta proteína resulta imprescindible proporcionarla para ayudar al cuerpo a conservar buenos niveles de esta vitamina. La vitamina E ayudaría por su función como un antioxidante y ha demostrado su eficacia en estudios para prevenir enfermedades cardíacas y el cáncer, así como para ralentizar el envejecimiento de las células. Por otro lado, estudios clínicos han demostrado que aumentar el nivel sérico de vitamina D puede reducir el riesgo de padecer diversas enfermedades autoinmunes como lupus eritematoso sistémico y reforzar el sistema inmunitario. La biotina es una vitamina hidrosoluble del grupo B que actúa como cofactor de enzimas carboxilasas esenciales en diferentes rutas metabólicas (acetil-CoA carboxilasa, piruvato carboxilasa, la gluconeogénesis y el metabolismo de la leucina). Está presente en numerosos productos farmacéuticos, habiéndose popularizado como suplemento para la piel, el crecimiento de las uñas, la dermatitis seborreica y la alopecia. 11,12, 13, 14
El Magnesio, Zinc, Cobre y Selenio son minerales antioxidantes que actúan como cofactores de enzimas que hacen frente a los ROS, tales como la superóxido dismutasa, catalasa, glutatión reductasa y peroxidasa entre otras. Estas enzimas previenen el envejecimiento prematuro de los tejidos como la piel porque es de los más expuestos a los radicales libres. Unos niveles óptimos de estos minerales y por tanto de enzimas antioxidantes contribuirá a proteger a las células frente al daño oxidativo. Cabe destacar la función del Selenio ya que ha sido considerado para el tratamiento de la psoriasis, donde se muestra disminución de los niveles de glutatión peroxidasa. Su deficiencia se ha detectado en pacientes con epidermólisis ampollosa distrófica recesiva, por lo que su nivel plasmático se acepta como un marcador en esta enfermedad. Por otra parte, su deficiencia se asocia con un mayor riesgo de cáncer de piel.15,16,17 Aunque no tiene acción antioxidante, el Manganeso interviene en la curación de heridas, un proceso complejo que requiere de un incremento en la producción de colágeno. El manganeso es necesario para la activación de la prolidasa, una enzima cuya función es la de aportar el aminoácido prolina para la formación de colágeno en las células epiteliales humanas.18
Como conclusión, el efecto de la vitamina A, junto con otras sustancias formarían un preparado ideal no sólo para proteger la piel de la radiación UV y del fotoenvejecimiento causado principalmente por los rayos UVA, sino también para reforzar el sistema inmunitario y para el tratamiento de cualquier afección dérmica como la dermatitis, psoriasis, alergias, acné y la regeneración celular.
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