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Un grupo de médicos del Centro para la Investigación de Enfermedades Neuroinmunológicas (CIEN) de la Fundación FLENI, en Buenos Aires, junto a colegas de España y EE.UU, dieron a conocer los resultados de una investigación original que adelanta nuevas ideas y conceptos que podrían servir para el tratamiento de la Esclerosis Múltiple (EM). Esta patología es nada menos que la segunda causa de discapacidad en adultos jóvenes, sólo superada por los accidentes automovilísticos.
El flamante estudio buscó demostrar cómo la concentración de la hormona conocida como melatonina, cuya función central se asocia con el sueño también influye en el funcionamiento del sistema inmune y modifica el desarrollo de esta patología, especialmente en lo relacionado con los conocidos “brotes”. Y es que no deja de sorprender el amplio abanico terapéutico que presenta la melatonina. Si además tenemos en cuenta que es una hormona producida por nuestra pineal, pero que su aporte externo no modifica la retroalimentación de la producción endógena, pues aún mejor. No obstante, las dosis que han demostrado beneficios inclusos inesperados son bastante mas altas que las usadas de forma habitual para mejorar la fase REM del sueño. Dr. Cubrías.
Brotes de la esclerosis múltiple
Los brotes periódicos que caracterizan a esta enfermedad, y que los neurólogos definen como “una exacerbación de síntomas previos o aparición de nuevos que duran más de 48 horas y que están separados por 30 días de un episodio anterior” parecen estar según el trabajo de Cell- directamente asociados con la caída en la concentración de los niveles de melatonina que se registran durante los meses de la primavera y el verano. En dicha revista los investigadores escribieron: “Hace tiempo se han observado en la EM, una enfermedad autoinmune que afecta al Sistema Nervioso Central, cambios en su progreso, que parecen estar relacionados con el paso de las estaciones del año”.
De esas observaciones y de experiencias de laboratorio y con un grupo de 139 pacientes a los que siguieron a lo largo de cuatro años, los investigadores lograron comprobar que los niveles de melatonina, cuya producción es modulada por las variaciones estacionales debido a la extensión de las horas de la noche, se correlaciona en forma inversa, pero ajustada, con la aparición de brote de la esclerosis múltiple.
La melatonina es una hormona secretada por la glándula pineal durante la noche y en mayor medida durante los meses con menor luz solar, otoño e invierno. “Es más conocida por sus efectos para conciliar el sueño, pero también cumple otras funciones para la adaptación del cuerpo al cambio de estaciones. Durante los meses de invierno y otoño los días son más cortos, con menos horas de luz solar y mayor oscuridad, lo que a su vez estimula la secreción de melatonina”, detalló el doctor Jorge Correale, Jefe del Servicio de Neuroinmunologia de FLENI.
El estudio de Cell mostró que las recaídas en pacientes con este trastorno autoinmune son mucho menos frecuentes durante los meses de otoño e invierno, justamente cuando los niveles de esta hormona están en su nivel más alto. Y durante las estaciones de primavera y verano se observó el fenómeno contrario.
¿Es posible usar estas observaciones y pensar en utilizar esta molécula en forma terapéutica?
Los investigadores eligen ser muy cautos: “ahora podemos clasificar a la melatonina como un nuevo factor ambiental con impacto en el curso de la EM. Y esto coloca a esta hormona y a sus análogos como promesas terapéuticas para la EM a ser estudiadas en estudios clínicos a futuro”. Eso implica hacer nuevos estudios que abarquen a un amplio grupo de pacientes para poder detallar las dosis adecuadas efectivas y si realmente el suplementar esta hormona ayuda a los pacientes a manejar mejor sus “brotes”.
En equipo
El estudio en cuestión sumó la colaboración internacional de investigadores de la Universidad de Harvard y del IBYME y acaba de ser publicado en la revista Cell. Y lo estudios epidemiológicos estiman que la enfermedad afecta a unos 12 mil argentinos y es la segunda causa de discapacidad en adultos jóvenes, luego de los accidentes de tránsito.
Entre los investigadores que colaboraron con este estudio se suman Mauricio Farez y Jorge Correale del CIEN y el Servicio de Neuroinmunología de FLENI, Eugenia Balbuena-Aguirre y Célica Ysrraelit; Ivan Mascanfroni, Ada Yeste, Gopal Murugaiyan, Lucien Garro, Bonny Patel, Chen Zhu , Vijay Kuchroo y Francisco Quintana todos pertenecientes Ann Romney Center for Neurologic Diseases, Brigham and Womens Hospital, Harvard Medical School (Boston, Massachusetts, USA); Santiago Méndez-Huergo y el doctor Gabriel Rabinovich, del Laboratorio de Inmunopatología, Instituto de Biología y Medicina Experimental del CONICET.
Fuente: www.tucumanoticias.com.ar