
Cuando Falla la Fábrica de Energía: Disfunción Mitocondrial y Enfermedades Crónicas
30 de abril de 2025Introducción: ¿Y si envejecer bien fuera una cuestión de estrategia celular?
Vivimos más años que nunca… pero ¿vivimos mejor? En una era en la que los avances médicos han alargado la esperanza de vida, la gran pregunta ya no es cuánto tiempo viviremos, sino cómo llegaremos a esas décadas extra. ¿Vitales y funcionales? ¿O arrastrando una carga de inflamación crónica, deterioro cognitivo y fragilidad metabólica?
Aquí es donde entra la medicina del envejecimiento y, en particular, el enfoque desde la Salud de Precisión. En este contexto, los nutracéuticos no son solo suplementos de moda: son herramientas moleculares con capacidad de modular procesos biológicos clave como la inflamación, la senescencia celular, el estrés oxidativo y el metabolismo energético.
Así que si alguna vez te preguntaste si el resveratrol merecía su fama, o si el NMN es algo más que un “placebo moderno”, este artículo es para ti.
1. Resveratrol: El guardián de las sirtuinas
Este polifenol presente en el vino tinto fue el primero en poner de moda el concepto de longevidad celular. Y aunque no basta con brindar cada noche para activar nuestras sirtuinas, la ciencia ha demostrado que el resveratrol sí tiene efectos prometedores.
Estudios en humanos han mostrado su capacidad para mejorar la sensibilidad a la insulina, reducir marcadores inflamatorios y activar vías relacionadas con la longevidad celular (como SIRT1 y AMPK). Además, su actividad antioxidante favorece la salud mitocondrial, un eje clave en el envejecimiento saludable.
Puede ser útil como coadyuvante en pacientes con resistencia a la insulina, envejecimiento vascular y síndrome metabólico.
2. Quercetina y Fisetina: Dúo dinámico contra la senescencia celular
¿Sabías que podemos acumular células senescentes como quien acumula trastos en el trastero? Estas células dejan de dividirse, pero no mueren… y secretan un cóctel inflamatorio conocido como SASP (Senescence-Associated Secretory Phenotype).
Aquí entran los senolíticos, y entre ellos, destacan dos nutracéuticos: quercetina y fisetina. Estudios en animales y humanos sugieren que estos compuestos pueden eliminar selectivamente células senescentes, reduciendo inflamación crónica y mejorando la función tisular.
En protocolos de medicina antiedad, se exploran en dosis cíclicas para modular carga senescente en adultos mayores con inflamación crónica o síndrome de fragilidad.
3. NAD+ boosters: Cargando la batería mitocondrial
A medida que envejecemos, los niveles de NAD+ (un cofactor esencial para la producción de energía) disminuyen, y con ello, también la función mitocondrial. Menos energía, más fatiga, más daño celular.
Los precusores de NAD+ como el nicotinamida ribósido (NR) o el mononucleótido de nicotinamida (NMN) han demostrado restaurar los niveles de NAD+, mejorar la función mitocondrial y activar genes protectores de longevidad.
Si nuestras células fueran móviles, el NAD+ sería el cargador que se va estropeando con los años. Estos nutracéuticos ayudan a restaurar la batería.
Están siendo estudiados en envejecimiento cognitivo, sarcopenia, fatiga crónica y como parte de estrategias de longevidad activa.
4. Curcumina: Antiinflamatorio multitarea
La reina dorada de la medicina ayurvédica ha conquistado también la ciencia occidental. La curcumina, principal activo de la cúrcuma, ha demostrado efectos antioxidantes, antiinflamatorios, neuroprotectores y antineoplásicos.
Lo interesante es su capacidad para modular NF-kB, COX-2 y otras rutas inflamatorias centrales en el envejecimiento. Además, puede cruzar la barrera hematoencefálica, lo que la convierte en una aliada potencial en prevención de deterioro cognitivo.
5. Omega-3: El clásico que nunca falla
Pocos nutracéuticos tienen tanta evidencia acumulada como los ácidos grasos omega-3, especialmente EPA y DHA. Su rol en la salud cardiovascular, cognitiva e inmunológica es bien conocido, pero lo interesante es cómo modulan la inflamación crónica de bajo grado, uno de los pilares del envejecimiento patológico.
Además, influyen en la expresión génica vía receptores PPAR y reducen el riesgo de eventos cardiovasculares, deterioro cognitivo e incluso depresión en adultos mayores.
Conclusión: No se trata de vivir más, sino de vivir mejor
En la clínica actual, no basta con esperar a que el daño se acumule para actuar. La medicina del envejecimiento en clave de Salud de Precisión exige intervenir desde antes, con herramientas que puedan modular el proceso de envejecimiento y no solo tratar sus consecuencias.
Los nutracéuticos que hemos repasado no prometen la inmortalidad, pero sí ofrecen una estrategia científica y accesible para apoyar la longevidad saludable. Siempre que se integren con criterio, personalización y supervisión clínica, pueden marcar la diferencia.
Porque envejecer es inevitable… pero cómo lo hacemos, cada vez está más en nuestras manos.
Bibliografía destacada:
- Baur, J. A., & Sinclair, D. A. (2006). Therapeutic potential of resveratrol: the in vivo evidence. Nature Reviews Drug Discovery, 5(6), 493-506.
- Xu, M., et al. (2018). Senolytics improve physical function and increase lifespan in old age. Nature Medicine, 24(8), 1246-1256.
- Yoshino, J., et al. (2021). Nicotinamide mononucleotide increases muscle insulin sensitivity in prediabetic women. Science, 372(6547), 1224-1229.
- Hewlings, S. J., & Kalman, D. S. (2017). Curcumin: A review of its effects on human health. Foods, 6(10), 92.
- Calder, P. C. (2017). Omega-3 fatty acids and inflammatory processes: from molecules to man. Biochemical Society Transactions, 45(5), 1105–1115.