
El Rol de la Glicina y el Colágeno en la Fisiopatología del Sistema Osteomioarticular: Un Abordaje desde la Salud de Precisión
5 de noviembre de 2025
Introducción
Durante décadas, la nutrición clínica ha puesto el foco en qué comemos y cuánto comemos. Sin embargo, la evidencia acumulada en los últimos años revela un tercer determinante igual de relevante: cuándo comemos. La crononutrición describe cómo la ingesta actúa como un zeitgeber metabólico—un sincronizador—capaz de alinear o desorganizar los ritmos biológicos que gobiernan la sensibilidad a la insulina, la termogénesis inducida por la dieta, la secreción de hormonas gastrointestinales y la oxidación de sustratos. Comer en horarios discordantes con el reloj interno—en especial tarde por la noche—se asocia con peor tolerancia a la glucosa y mayor propensión a la lipogénesis; de forma complementaria, ensayos controlados muestran que adelantar la carga energética o restringir la ventana alimentaria hacia las horas diurnas mejora marcadores cardiometabólicos incluso sin pérdida de peso significativa. Estos efectos son coherentes con la variación circadiana de la respuesta metabólica (mayor termogénesis y mejor tolerancia a la glucosa por la mañana) y con la influencia de señales nocturnas como la melatonina sobre la secreción de insulina. diabetesjournals.org+5PMC+5Cell+5
Lejos de ser un concepto teórico, la crononutrición es una herramienta clínica aplicable que ayuda a modular el control glucémico en diabetes tipo 2 y resistencia a la insulina, favorece la pérdida de peso y la composición corporal, y apoya la salud cardiovascular y del sueño. La literatura reciente respalda que distribuir la mayor parte de la ingesta en horas de luz, anticipar la cena y mantener un ayuno nocturno suficiente (sin prescripciones agresivas) mejora la eficiencia metabólica y la variabilidad circadiana de múltiples sistemas. En este artículo ofreceremos una síntesis científica y práctica: desde los fundamentos de la fisiología circadiana y su interacción con la comida, hasta recomendaciones prescriptivas por fenotipo (resistencia a la insulina, perimenopausia, trabajo a turnos), con el objetivo de integrar el timing de la alimentación como parte del estándar de cuidado en Salud de Precisión. AHAs Journals+2PMC+2
El reloj maestro: la fisiología de los ritmos circadianos y su interacción con la ingesta
El sistema circadiano humano funciona como una orquesta jerárquica: el núcleo supraquiasmático (SCN) en el hipotálamo actúa como director sincronizado principalmente por la luz, mientras que los relojes periféricos—en hígado, páncreas, tejido adiposo, músculo y tracto gastrointestinal—marcan su propio compás y son especialmente sensibles al timing de la alimentación. Esta arquitectura explica por qué un patrón de comidas desalineado con el ciclo luz-oscuridad puede “desacoplar” los tejidos metabólicos del ritmo central, con efectos medibles sobre glucemia, lípidos, presión arterial y sueño. En síntesis: la comida no solo aporta sustratos; da la hora a los tejidos que procesan esos sustratos. Frontiers+2Nature+2
Desde el punto de vista molecular, tanto el SCN como los relojes periféricos se sostienen en bucles de genes reloj (CLOCK, BMAL1, PER, CRY) que modulan la expresión rítmica de transportadores, enzimas y hormonas clave. Las señales conductuales reafirman o distorsionan esa oscilación: luz diurna y oscuridad nocturna anclan el SCN; ingestas y ayuno re-fijan fase en los tejidos metabólicos; actividad física y sueño consolidan la amplitud de la señal. La evidencia en humanos y modelos preclínicos muestra que el horario de las comidas es un zeitgeber potente del hígado y otros órganos, capaz de dominar la fase periférica aun cuando el SCN permanece correctamente anclado a la luz. Esta “fuerza” de la comida como señal explica por qué comer de noche—bajo luz artificial y con melatonina en ascenso—empeora la tolerancia a la glucosa en comparación con la mañana. Nature+2Frontiers+2
En el plano endocrino-metabólico, la respuesta del organismo varía a lo largo del día. Por la mañana, la sensibilidad a la insulina y la termogénesis posprandial son mayores; al avanzar la tarde-noche, predomina un perfil más lipogénico y ahorrador. Este gradiente temporal se integra con vías de señal como AMPK/mTOR/SIRT1, que actúan como sensores del estado energético y del ciclo alimentación-ayuno: cuando comprimimos la mayor parte de la ingesta a horas diurnas y preservamos un ayuno nocturno suficiente, favorecemos la oxidación de sustratos, la autofagia/reciclaje y la eficiencia mitocondrial en tejidos periféricos. Por el contrario, la desincronía crónica (comidas irregulares o tardías) altera estos ejes y se asocia a resistencia a la insulina y mayor adiposidad en modelos experimentales y en humanos. ScienceDirect+2Frontiers+2
La melatonina—señal nocturna del SCN—añade una capa práctica: su ascenso vespertino no solo “avisa” de la noche al cerebro; también modula la secreción y la acción de insulina en tejidos periféricos. Estudios en humanos muestran que bajo melatonina elevada la tolerancia a la glucosa empeora, lo que explica por qué cenas tardías (cuando la melatonina ya asciende) elevan la glucemia posprandial frente a comidas equivalentes por la mañana. En sentido inverso, la manipulación de luz nocturna y el adelanto de la cena mejoran el perfil glucémico; la investigación más reciente explora, además, el papel de melatonina como diana terapéutica metabólica en contextos concretos. e-dmj.org+2Wiley Online Library+2
Idea clínica clave: el SCN marca el día y la noche, pero las comidas ponen en hora a los tejidos que gestionan la energía. Alinear mayor carga calórica con las horas de luz—y reservar la noche para el descanso—no es una preferencia cultural: es fisiología de precisión. Esta comprensión sienta las bases de las recomendaciones prescriptivas que veremos a continuación (timing, distribución de macronutrientes y ventanas de ayuno) y explica por qué pequeños ajustes horarios pueden producir mejoras metabólicas detectables en semanas.
Cuándo comer es tan crucial como qué comer: la crononutrición en enfermedades crónicas.
Diabetes tipo 2 y resistencia a la insulina
La sensibilidad a la insulina y la tolerancia a la glucosa no son constantes durante el día: suelen ser más favorables por la mañana y se deterioran hacia la noche. Ensayos aleatorizados muestran que concentrar más energía temprano o limitar el horario de ingesta a la franja diurna mejora el control glucémico frente a ventanas más tardías o repartos centrados en la tarde-noche. En adultos con sobrepeso/obesidad, el time-restricted eating temprano (eTRE) consiguió mayor pérdida de peso y reducción de la presión arterial diastólica frente a una pauta de 12+ horas, con adherencia alta en 14 semanas; el efecto sobre glucemia en ayunas fue favorable o neutro según subgrupos. JAMA Network+1
Más allá del promedio poblacional, el momento de la cena interactúa con la señal nocturna de melatonina: comer cuando la melatonina endógena está elevada empeora la tolerancia a la glucosa y reduce la secreción de insulina; este efecto es más acusado en portadores del alelo de riesgo MTNR1B, lo que refuerza el enfoque de crononutrición de precisión. En estudios cruzados, adelantar la cena mejoró la respuesta glucémica en comparación con una cena tardía isocalórica. PubMed+1
Obesidad y control ponderal
No todo el beneficio pasa por “comer menos”: comer tarde, aun con calorías iguales, puede aumentar el hambre, reducir el gasto energético de 24 h y modular vías lipogénicas en el tejido adiposo, lo que facilita la ganancia de peso con el tiempo. Un cruzado controlado en laboratorio lo demostró manteniendo sueño, actividad y luz constantes. Cell
En pérdida de peso programada, adelantar la comida principal y evitar cenas tardías se asocia a mayor descenso ponderal y mejoras cardiometabólicas durante el tratamiento. Una revisión sistemática y metaanálisis de ensayos aleatorizados (29 ECA; n≈2.5k) encontró más pérdida de peso con estrategias de ingesta más temprana, menor frecuencia de comidas y ventanas restringidas frente a controles equivalentes. No obstante, algunos ensayos con restricción calórica intensa no hallaron ventajas adicionales de TRE sobre el control energético (ambos grupos perdieron peso y redujeron PA), lo que sugiere que el timing añade valor sobre todo cuando no se controla estrictamente la energía o cuando mejora la adherencia y el apetito. Cambridge University Press & Assessment+2JAMA Network+2
Riesgo cardiovascular
El reparto horario incide en tensión arterial y lípidos. En un ECA de 14 semanas, el eTRE redujo la presión diastólica ~4 mmHg frente a control isocalórico. Otros trabajos señalan que adelantar energía y sodio al día y ligerizar la cena favorecen patrones circadianos tensionales más saludables; la evidencia en humanos aún es heterogénea, pero el conjunto apunta a beneficios modestos y clínicamente útiles, con señales convergentes de estudios en metabólico, sueño y cronobiología. JAMA Network+2PMC+2
Mensajes clínicos accionables
- Adelanta la carga energética: prioriza desayuno/comida y evita cenas copiosas o tardías (≥3 h antes de dormir). Impacta glucemia posprandial y apetito. JAMA Network+1
- Cronoterapia de la cena: en sospecha de riesgo glucémico, cena temprana; considera variantes genéticas (MTNR1B) si dispones de perfil. PubMed
- Cuando la energía está muy controlada, el timing puede no añadir pérdida de peso extra, pero mejora PA y adherencia; útil en vida real. The New England Journal of Medicine+1
Tabla clínica — Crononutrición: tamaños de efecto y hallazgos clave
| Dominio | Intervención / Comparación | Población / Diseño | Hallazgos principales (tamaño de efecto) | Notas |
| Control glucémico & PA | eTRE (≥80% kcal en franja diurna; ventana ~7–8 h, fin de ingesta temprana) vs ≥12 h | Adultos con obesidad; ECA 14 semanas | ↓ Peso y ↓ PAD ~4 mmHg; mejor estado de ánimo; glucemia en ayunas: favorable/neutra según subgrupos. | Buena adherencia; intervención factible en vida real. JAMA Network |
| Metabolismo energético & apetito | Cena tardía / comer tarde (isocalórico) vs temprano (cruzado, controlado) | Adultos con sobrepeso/obesidad; estudio de laboratorio | ↑ Hambre, ↓ Gasto energético de 24 h, cambios en expresión lipogénica en TA. | Controlados sueño, actividad y luz; mecanismo plausible para ganancia ponderal con el tiempo. Cell+1 |
| Tolerancia a glucosa (cronobiología-melatonina) | Cena en presencia de melatonina endógena alta (tarde) vs cena temprana | Ensayo cruzado en humanos | ↓ Secreción de insulina y ↓ tolerancia glucosa con cena tardía; efecto más marcado en portadores MTNR1B alelo de riesgo. | Soporta “cronoterapia” de la cena y medicina de precisión. PMC+2PubMed+2 |
| Glucemia nocturna | TRF (ventana diurna corta) vs alimentación extendida | Hombres con sobrepeso/obesidad; cruzado | Mejora glucemia nocturna y satisfacción con la pauta. | Señala beneficio circadiano aun sin gran pérdida de peso. PMC |
| Sensibilidad a insulina (prediabetes) | eTRF (ingesta diurna temprana) sin pérdida de peso | Hombres con prediabetes; cruzado | ↑ Sensibilidad a insulina, ↓ PA, ↓ estrés oxidativo sin cambio de peso. | Beneficios independientes de pérdida ponderal. (Referencia clásica). Nature |
| Distribución calórica | Desayuno/almuerzo grandes vs 6 comidas isocalóricas** | DM2 en dieta hipoenergética; crossover | ↓ Peso, ↓ glucosa ayunas, ↑ OGIS con mayor carga temprana. | Apoya “front-loading” de calorías. PubMed |
| Síntesis de evidencia TRE | Meta-análisis de TRE (timing como factor) | Población con riesgo cardiometabólico | ↓ HbA1c y ↓ insulina; el timing condiciona el beneficio. | Heterogeneidad moderada; relevancia clínica plausible. PMC |
Lectura rápida para consulta: adelantar la carga energética (desayuno/comida), aligerar y anticipar la cena (≥3 h antes de dormir) y mantener ventana nocturna ≥10–12 h ofrece beneficios cardiometabólicos modestos-a-moderados, con señales más sólidas en control de apetito/gasto energético y efectos clínicamente útiles en PA y glucemia, especialmente en IR/DM2.
Guía práctica para la consulta: recomendaciones de crononutrición
Principios base (prescripción en 6 líneas)
- Ventana nocturna ≥10–12 h (ideal 12–14 h si procede).
- Front-loading calórico: concentra 55–65% de kcal antes de media tarde; comida principal a mediodía.
- Desayuno completo (25–35 g de proteína + fibra + grasa saludable).
- Cena ligera y temprana (verduras + proteína moderada; evitar >2–3 h antes de acostarse).
- Luz matinal 10–15 min y actividad diurna 30–45 min para anclar ritmos.
- Cafeína: corta a las 14:00–15:00 si hay insomnio o ansiedad nocturna.
Razonamiento clínico: estas pautas alinean la ingesta con el gradiente circadiano (mejor tolerancia por la mañana, peor por la noche) y replican condiciones de los ensayos que mostraron beneficios en PA, apetito/gasto y glucemia.
“Nutrientes por hora” (orientación práctica)
- Mañana–mediodía: mayor proporción de carbohidrato complejo (grano íntegro, legumbre, fruta entera) + proteína.
- Tarde–noche: énfasis en proteína y grasas saludables; carbohidrato moderado (útil si hay insomnio/entrenamiento vespertino).
- Hidratación y sodio: priorizar en horas de luz; la sal “tarde” puede desfavorecer el patrón dipper en susceptibles.
Ajustes por fenotipo
Resistencia a la insulina / DM2
- Carga calórica diurna marcada; evitar snacks nocturnos.
- Cena temprana; considerar CGM para personalizar.
- Si hay sospecha de variante MTNR1B (p. ej., en panel genético), refuerza el adelanto de la cena para minimizar el solapamiento con melatonina. PubMed+1
Perimenopausia (sueño/ansiedad nocturna)
- Prioriza proteína matinal (saciedad, control de antojos vespertinos).
- Cena anticipada; permitir carbohidrato complejo ligero por la noche si mejora el sueño.
- Vigila cafeína vespertina; higiene del sueño estricta.
Trabajo a turnos
- Evita ingestas copiosas entre 00:00–05:00; usa raciones pequeñas si hay hambre.
- En días libres, ancla dos comidas a horario diurno y mantén la ventana nocturna.
- Luz brillante al inicio del turno y bloqueo de luz para dormir (gafas/mascarilla).
Peso corporal / apetito desregulado
- Si hay hambre nocturna o picoteo: elevar proteína en desayuno, adelantar comida principal, y cena con volumen vegetal.
- Recordatorio: comer tarde ↑ hambre y ↓ gasto energético incluso con calorías iguales; mover energía al día suele mejorar la adherencia. Cell
Errores comunes y cómo evitarlos
- Ventanas <8 h en sujetos con alto estrés, bajo IMC o alta demanda física → fatiga y mala adherencia.
- “Ayuno” de mañana con solo café → más hiperfagia nocturna.
- Cenas copiosas a <2–3 h de acostarse → peor glucemia posprandial (y más riesgo si coincide con melatonina alta). PMC+1
Seguimiento y métricas (4-6 semanas)
- Peso y perímetro abdominal;
- PA (ideal AM/PM);
- Glucemia (ayunas y posprandiales clave), HOMA-IR o HbA1c si procede;
- Calidad de sueño (escala breve);
- Adherencia a ventana y horario de cena.
Conclusiones y Perspectivas futuras
La crononutrición consolida el tiempo de ingesta como tercer pilar junto a la calidad y la cantidad de la dieta. Alinear las comidas con los ritmos circadianos—más energía en horas de luz, cena ligera y temprana, y una ventana nocturna de ayuno suficiente—mejora la eficiencia metabólica, favorece el control glucémico, reduce el apetito nocturno y apoya marcadores cardiovasculares y de sueño. En clínica, los cambios más modestos pero sostenibles (adelantar la cena, estructurar un desayuno proteico, fijar horarios consistentes y exposición a luz matinal) suelen traducirse en beneficios medibles en pocas semanas y, lo más importante, en mejor adherencia a medio plazo. La crononutrición no sustituye a la pauta nutricional ni al ejercicio: los potencia al reducir la desincronía entre el reloj biológico y los hábitos diarios.
La próxima etapa pasa por integrar cronotipos, genética (p. ej., variantes en receptores de melatonina), entorno lumínico, turnicidad laboral y fenotipos clínicos (IR/DM2, perimenopausia, fragilidad) en protocolos de Salud de Precisión. Esperamos ensayos más largos que comparen ventanas y distribuciones calóricas en distintos perfiles, así como estudios que combinen crononutrición con sincronización multimodal (luz, ejercicio y sueño). En la práctica, el camino es claro: empezar por intervenciones simples, monitorizar resultados (glucosa/PA/sueño/adherencia), y personalizar progresivamente. Integrar este enfoque en la consulta cotidiana mejorará la calidad de vida del paciente y la efectividad terapéutica del abordaje nutricional, sentando las bases de una nutrición verdaderamente personalizada y circadiana.
